Déjelo que se ahogue

Siempre me ha gustado el dicho "la gente no se ahoga porque se cae al agua, se ahoga porque se quedan allí". Todos sabemos que una persona que siempre está en problemas, es alguien rodeado de caos y todo lo que hacen esta clase de personas, es quejarse siempre acerca de lo terrible que es la vida, pero nunca hacen nada en serio para que su situación mejore. Me llevó años de mi vida llegar a entender esto, y es por ello que hoy en día opino que a esa clase de personas es mejor dejarlas ahogar.

Hace muchos años tuve una relación de trabajo con una psicóloga muy conocida que había trabajado con muchas celebridades de alto nivel y fue ella quien me dio el mejor consejo tanto para mi vida privada, como para mi vida profesional. Ella notó que yo estaba gastando mucha energía con un cliente en particular. Me preguntó por qué estaba trabajando tan duro y le dije que era porque ese cliente necesitaba mi ayuda. Ella me dijo que sí, que podía ser cierto, pero que debía preguntarme seriamente si ese cliente en realidad estaba esperando que yo lo ayudara. Y esto, aunque simple, fue totalmente revelador para mí. Yo, como muchas otras personas, tenía las mejores intenciones de ayudar. Sin embargo, las intenciones no son las que ayudan a la gente. Son las acciones las que lo hacen.


Ahora, tanto en mi vida personal como profesional, trabajo bajo el principio de que, si viene alguien a mí vida a pedirme ayuda, y si hago lo mejor que puedo en términos de intentar ayudar, bien sea dando un consejo o bien sea simplemente sentándome a escuchar, y la persona que me pide ayuda no toma ninguna acción, entonces simplemente voy a dejar que se ahogue. Y no es porque no quiera ayudar, sino porque claramente esa persona no está preparada para hacer el trabajo que le corresponde para salir de la situación en la que se encuentra.

Vemos esto en el mundo de la recuperación de las adicciones todo el tiempo. Simplemente siéntese en cualquier grupo de apoyo que se ocupe de tratar adicciones y mire cómo se desarrolla este principio que he expuesto, en ese lugar. A veces, para poder ayudar de verdad a alguien, hay que dejarlo que se lastime. Y aunque es doloroso ver sufrir a la familia, o a los amigos, nunca podemos ir más allá de donde las demás personas lo permitan.

No creo que ninguno de nosotros quiera darle la espalda a alguien que está sufriendo. Pero, llega un momento en que todos los esfuerzos que se hacen por ayudar a otra persona, simplemente son en vano. Si alguien lo está intentando sinceramente, entonces por supuesto que vale la pena continuar con la ayuda, pero si por el contario, ese alguien a quien se intenta ayudar insiste en caer siempre en lo mismo, entonces lo mejor será cortar la cuerda y ofrecer oraciones por esa persona. Hay que seguir siempre hacia adelante y dejar que quien se quiera ahogar, se ahogue.

Y aclaro que no estoy hablando de alguien que está luchando contra el cáncer y no está mejorando. Estoy hablando de aquella persona que continúa regresando a una relación abusiva, después de que todo su sistema de apoyo, familiares, amigos, especialistas, etc., han agotado toda su energía y recursos para ayudarla. Estoy hablando de esa persona que ha caído tres veces en la cárcel y sigue llamando a sus amigos para que le paguen la fianza. Estoy hablando de ese amigo que siempre está arruinado, pero que vive por encima de sus posibilidades, y siempre está pidiendo dinero prestado para mantener un estilo de vida que no puede sostener.

No se es malo por poner límites. No se es malo por decir que no. Si alguien que pide ayuda no entiende su problema, es seguramente esa clase de personas que siempre espera que le den el pescado, en lugar de sentarse a aprender a pescar. "Dale a un hombre un pez y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá toda la vida".

Ayudar a alguien que desea ser ayudado, es un acto sagrado. Ayudar a alguien que no desea ser ayudado, es un desgaste de tiempo y energía. Así que la próxima vez que ese amigo que es adicto al drama venga a buscarlo por ayuda, si en verdad desea ayudarlo, por favor, déjelo que se ahogue.